El cambio en la conducción del BCRA, más allá de los nombres, pone en evidencia el pragmatismo del presidente electo. Por qué quedó afuera del juego el único funcionario que Milei había designado dos meses atrás.
Dos certezas había dejado Javier Milei durante el proceso electoral en relación a la economía. La primera, que implementar la dolarización y cerrar el Banco Central eran dos aspectos centrales de su gestión. “No es algo negociable”, repitióal respecto, aún en plena negociación con Mauricio Macri y Patricia Bullrich. La segunda aseveración del libertario, lanzada antes de las primera vuelta electoral, es que el encargado para hacer ese trabajo era el economista Emilio Ocampo, quien se transformaría así en el último presidente del Banco Central. Ayer, todo esto fue puesto en duda a partir de la confirmación de que Ocampo no presidirá el Central y que las medidas “no negociables” quedaron casi descartadas o, al menos, están en plena discusión.
“Emilio no se bajó, lo bajaron”, explica alguien que participó de las conversaciones que tuvieron un protagonista central: Nicolás Posse. El futuro jefe de gabinete de Milei y operador central en el armado de su equipo de funcionarios sostuvo conversaciones con Luis Caputo, principal candidato al ministerio de Economía por estas horas, e intentó conciliar dos planes difíciles de combinar.
Ocampo, quien se mantuvo en silencio aún después de conocerse su salida de La Libertad Avanza, siempre sostuvo que su programa de dolarización era el punto de partida del gobierno de Milei y que lo ayudaría a consolidar su poder. En ese sentido, ejemplificaba que la dolarización podría ser para Milei lo que representó la convertibilidad para Carlos Menem. Su plan era no esperar al ajuste fiscal, que por la debilidad parlamentaria y política del nuevo gobierno seguramente se demorará, y tratar inmediatamente de poner el dólar a circular en la calle. La “libertad monetaria” haría reducir el uso del peso en forma progresiva y veloz, provocando su reemplazo por el dólar.
Aún admitiendo las necesarias adecuaciones a la economía argentina, un modelo a seguir para Ocampo es Ecuador. En una reciente conferencia, recordó que los ecuatorianos dolarizaron su economía con un mensaje presidencial y un puñado de normas del Banco Central. Nueve meses después, la dolarización se completó.
En base a ese eje, Ocampo presentó ese plan a Milei, quien dejó de lado otras iniciativas y “compró”. Pero Ocampo también dejó en claro que su razón de pasarse al sector público tenía ese plan dolarizador como única razón de ser. Para otro plan, le dijo al entonces candidato, mejor buscar a otro banquero central.
Posse intentó modificar el plan de Ocampo en base a la posición de Caputo, con quien viene manteniendo reuniones asiduas. Ocampo mantuvo su posición y la situación terminó por explotar ayer. “Si quieren el plan de Caputo, que lo implemente Caputo, no necesito un cargo”, soltó Ocampo, molesto por los tironeos. La única certeza del nuevo equipo económico, anunciada por el propio Milei el 22 de septiembre (“Emilio Ocampo va a ser el presidente del Banco Central y lo va a cerrar”) quedó en la nada. Demian Reidel, ex vicepresidente de la entidad en la gestión de Federico Sturzenegger, comenzó a sonar como presidente del BCRA.
Un anticipo de que Ocampo debía poner en marcha el plan de Caputo o salir del espacio fue brindado por el propio Milei en A dos Voces el miércoles por la noche. Al pedírsele una confirmación sobre Ocampo, Milei respondió: “A mí me gusta mucho la propuesta de Emilio. Hay que ver si la situación de mercado permite una solución como la que plantea Emilio y si él está dispuesto a instrumentar una operación que no sea la que tenía planeada originalmente”. Tras la insistencia en una confirmación, señaló: “Dependerá de Emilio”.
Foto de archivo: Transeúntes caminan frente a la fachada del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en Buenos Aires. 7 dic, 2021. REUTERS/Agustin Marcarian/
Con el cambio, más allá de los apellidos, también queda en claro que el pragmatismo de Milei fue más allá de lo esperado y a pocos días de ser elegido ya puso en juego aquello que consideraba “no negociable”. Aunque el escenario invita a no dar ninguna opción por descartada. Las ideas que Milei mata pueden, en cualquier momento, volver a gozar de buena salud.
Es claro que Caputo no tiene la dolarización en su radar. Su prioridad no pasa por la libertad monetaria para los argentinos sino por desactivar la bomba de las Leliq y levantar el cepo cambiario en el menor plazo posible, para lo cual dice tener el financiamiento necesario.
El último informe de Anker, la consultora de Caputo, fue contundente en este sentido y se leyó como un rechazo definitivo al plan Ocampo: “La dinámica de las cotizaciones (de bonos y acciones) dependerá de la interacción entre el manejo de la transición, las señales que ofrezca el presidente electo sobre su programa económico y las chances de éxito que le vaya asignando el mercado. Creemos que habrá una hoja de ruta ordenada y no disruptiva para la dinámica del mercado, y descartamos un escenario de dolarización a cualquier precio”.
Quienes ya ven a Caputo cerca del sillón del Palacio de Hacienda suman a esa idea el otro retroceso conocido ayer: Carolina Píparo no será titular de la Anses. Más allá de la política previsional y la asistencia de los planes sociales, en esa órbita funciona el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), una caja estatal de vital importancia para el manejo de la política monetaria y financiera. Desde el FGS también se manejan todas las tenencias accionarias en empresas privadas que tiene el estado como producto de la estatización de las AFJP, un patrimonio de enorme valor para los planes en marcha.