El batacazo de Claudio Poggi armó el escenario central del festejo opositor, con Larreta, Morales, Lousteau, Espert y Cia. Alberto Rodríguez Sáa, el gran derrotado. Nueva era.

SAN LUIS El diputado de Juntos por el Cambio Claudio Poggi se convirtió en el nuevo gobernador de San Luis, un cargo que ocupó hace una década y al que volverá tras derrotar a Jorge Fernández, el candidato respaldado por el actual mandatario Alberto Rodríguez Saá.

Poggi ganó por diez puntos, según los datos que llegaban a su equipo y se anticipaban a un lento conteo oficial. El búnker del ganador se convirtió en un festejo propio de las figuras nacionales de JxC, que por la noche llegaron para celebrar el primer batacazo contra un oficialismo peronista en una provincia.

Lideró el contingente Horacio Rodríguez Larreta, quien usó a San Luis como ejemplo para pedir ampliar JxC con figuras como el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. «Hay que sumar. En San Luis lo hicimos: sumamos y derrotamos a los Rodríguez Saa después de 40 años», celebró el jefe de Gobierno.

Lo acompañó la dirigencia de JxC que acompaña su postura de ampliarlo: los radicales Gerardo Morales Martín LousteauMargarita Stolbizer, el liberal José Luis Espert y el presidente de la Coalición Cívica Maximiliano FerraroPatricia Bullrich no quiso ir y envió en su lugar a Federico Pinedo, quien se sumó temprano a los festejos pero no tuvo lugar en el palco.

Pese al festejo nacional de JxC, para ganar Poggi armó el frente Cambia San Luis con 15 partidos, entre ellos el PRO, la UCR, el socialismo, Libres del Sur y también «Unidos», el sello de Adolfo Rodríguez Saá, quien mantiene un fuerte enfrentamiento con su hermano Alberto y fue el primer dirigente en celebrar su derrota. «La tendencia es irreversible», sostuvo el senador en una entrevista radial, poco antes de las 21 y sin datos oficiales.

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Dos horas después, el senador del Frente de Todos, que en estos cuatro anos votó todas las leyes pedidas por el Gobierno, asistió al búnker para darle un abrazo a Poggi e intentar opacar la posterior visita de figuras nacionales de JxC.

«¡Sos gobernador!», lo felicitó Adolfo y se fundieron en un abrazo antes las cámaras. «¿Perdió el peronismo?», le preguntó Letra P. «No. Esto es un acuerdo provincial. Perdió el oficialismo», respondió el expresidente, mientras la militancia se acercaba a saludarlo. Fue un ganador más.

Nueva era en la provincia

La elección de San Luis permite lecturas diversas, pero tiene una certeza: por primera vez en 40 años, ningún Rodríguez Saá gobernará ni incidirá en las decisiones que se tomen por la provincia, aunque para llegar a esta situación fue necesario que uno de ellos se sumara al frente opositor.

Es el final de una dinastía, por su desgaste y, en menor medida, porque quien fue su principal protagonista se cruzó de vereda y permitió que en la gobernación nadie pudiera festejar un día de elección.

Los primeros cómputos que llegaban al búnker de Cambia San Luis vaticinaban un resultado irreversible. A las 21.40, Poggi arribó y confió en que sería elegido gobernador. «Los datos que tenemos son muy auspiciosos», celebró entre abrazos de sus seguidores, que ya habían exhibido telegramas de sus fiscales que daban cuenta de victorias aplastantes en la capital y Mercedes, las dos ciudades más grandes de la provincia, donde es habitual que la oposición se imponga en zonas céntricas y el oficialismo compense en las periféricas.

Esta vez, la victoria de Cambia San Luis en esas localidades fue de punta a punta y en la capital se quedó con la intendencia a través de Gastón Hissa, que tuvo un lugar en el palco de los festejos.

La derrota del Alberto

La estructura del oficialismo no fue suficiente para levantar la elección con los votos del interior provincial. Desde las 18, en la sede del PJ de San Luis había poca gente y caras largas, una escena inédita desde el retorno de la democracia. «Logramos que El Gato creciera de 4 a 71 puntos en conocimiento», se consolaban algunos colaboradores del derrotado, quien hasta enero fue juez del superior tribunal de justicia y renunció para ser candidato. Según contó en su último acto de campaña, lo hizo a cambio de un cargo de asesoría por 1,2 millón de pesos mensuales.

Para tener alguna chance de retener el poder, el gobernador implementó la ley de lemas, un sistema que consiste en mezclar en una misma votación la elección general y la interna de cada frente electoral, que así queda habilitado a hacer todas las combinaciones posibles entre sus candidatos. El frente oficialista armó 126 boletas diferentes, confiado en que las figuras locales le sumarían al Gato los votos que le faltaban. No sucedió. Mientras tanto, Adolfo logró colaborar con unos puntitos en boletas de legisladores e intendentes, que tenían su foto.

Alberto Rodríguez Saá fue el gran derrotado de la jornada, porque su candidato perdió y deberá entregarle la gobernación a Poggi, a quien en 2015 expulsó de la gobernación, molesto por sus gestos de autonomía. No le permitió ser reelecto y lo reemplazó sin siquiera un acto de traspaso. El 10 de diciembre deberá prepararle el despacho.

En Cambia San Luis vinculan el deterioro del menor de los hermanos al incremento de la pobreza y de la inseguridad, el principal reclamo de la ciudadanía, tanto que el centro de la capital tiene policías en cada esquina para exhibir protección. El feroz aumento de la cantidad de planes sociales no fue suficiente, explican, porque ya no alcanzan para cubrir la canasta básica: no superan los 60 mil pesos. Además, muchas personas perdieron su beneficio durante la pandemia por violar la cuarentena.

En el palco de los festejos, Poggi prometió que no continuará con las peleas familiares en esta nueva etapa. «No vamos a gobernar con revanchas ni con rencores. Vamos a gobernar para la que nos votaron y para que no nos votaron», aseguró.