Desde el sector hablan de un desfasaje actual del 80%, sin contar la inflación de diciembre, con lo cual el 40% de enero está lejos de cubrir sus pretensiones. Los incrementos los sentirán con más fuerza 1,5 millones de afiliados.
Las empresas de medicina prepaga ya adelantaron que en enero habrá un ajuste de, por lo menos, el 40% en los planes de salud pero también consideran que lejos está de cubrir sus pretensiones para el primer semestre del año. Desde el sector reconocen que este nuevo esquema de ajustes, posibilitado por el plan desregulador de Javier Milei, provocará una baja cuantiosa de beneficiarios del sistema y estiman que quienes más sufrirán los incrementos son 1,5 millones de pacientes que contratan el servicio de manera directa, sin derivar aportes.
Según adelantó a este diario un referente del sector, el cálculo de desfasaje actual es del 80%, aunque sin considerar la inflación de diciembre, que estará entre el 20% y el 25%. Esto se traduce en que el 40% de ajuste inicial de enero será apenas el inicio de una serie de aumentos (probablemente mensuales) que se darán a lo largo de todo el año y que comprometería a los 6 millones de asociados en todo el país al sistema de prepaga.
Pasando en limpio: el sistema tiene 6 millones de afiliados en todo el territorio nacional, con fuerte concentración en Capital Federal pero Rosario también aparece como una plaza importante. El número representa al 14% del total de la población con acceso al sistema sanitario argentino y que lo hace a través de la derivación de aportes y contribuciones de la seguridad social (4,5 millones de personas) o de manera directa (1,5 millones). Calculan que este último grupo será el que reciba el mayor cimbronazo y el que probablemente comience a abandonar la salud privada.
Este sendero hacia continuos aumentos tienen correlato con el DNU 70/2023 anunciado hace alguno días por Javier Milei, que introduce modificaciones al marco regulatorio de la medicina prepaga, liberalizando los precios de sus cuotas y permitiendo a los afiliados redireccionar de forma directa sus aportes de salud a estas empresas. Entre los considerandos del decreto se señala que la liberalización de precios permitirá “aumentar la competitividad del sistema”.
Además, la modificación a la Ley 26.682 -aprobada en 2011- le quita la potestad al Estado de “revisar los valores de las cuotas y sus modificaciones” y elimina la comisión permanente que regulaba las prepagas que contaba con representantes del Ministerio de Salud y de Economía, al igual que el Consejo Permanente de Concertación que contaban con integrantes ad-honorem de Salud, y entidades representativas de los usuarios y las empresas.
Radiografía del sistema
En diálogo con El Ciudadano, el vicepresidente de la Asociación de Clínicas y Sanatorios de Rosario, Rodrigo Sánchez Almeyra, anticipó los aumentos que se vienen en 2024 y analizó la composición del sistema actual. También se refirió al margen de maniobra y las limitantes que tienen las entidades a la hora de re adaptar sus planes con el objetivo de atenuar los precios.
“Sobre el total de afiliados hay 4,5 millones que son trabajadores que optaron por derivar sus aportes a la prepaga. Esos son los que en el futuro lo van a derivar directamente, sin necesidad de que la obra social haga de puente para acceder al servicio. 1,5 millones restantes son personas que no tienen trabajo, o son rentistas, o cuentan con una obra social que no usan, entonces abonan la totalidad de la cuota. Son afiliados voluntarios. Son los más perjudicados porque el impacto del aumento les va a pegar de lleno”, evaluó.
Cabe recordar que otra de las modificaciones que contempla el Decreto es la incorporación de las empresas de medicina prepaga al régimen de las obras sociales, eliminando toda la intermediación de las obras sociales sindicales. Es decir, las personas que trabajen en relación de dependencia o estén bajo régimen de monotributo podrán elegir si quieren que sus aportes y contribuciones sean derivados a una obra social de preferencia o a una prepaga.
Respecto a las alternativas que pueden barajar los beneficiarios voluntario, Almeyra señaló: “Quizás tengan que buscar un plan con menos prestaciones o menos prestadores. Hay planes en los que se pueden bajar de categorías sacando prestaciones esenciales. Los planes parciales se usan poco, porque no cubren el Plan Médico Integral. En general se recortan beneficios que no son esenciales (por ejemplo implantes, o a la hora de una internación, en lugar de una habitación privada te toca compartida). O en lugar de tener diez sanatorios tenés dos. Pero es muy difícil recortar prestaciones esenciales. Tenés menos opciones, no menos beneficios”.
Lo que se conoce habitualmente como “prepaga” puede tratarse de distintos tipos de entidades, de acuerdo con la Ley 26.682 que regula la actividad. Pueden ser sociedades comerciales (Swiss Medical, Galeno, OMINT, Medicus y Paramedic son las que tienen más afiliados), obras sociales con planes superadores (OSDE y Accord), cooperativas (ACA Salud), mutuales (Sancor Salud y Federada Salud), asociaciones civiles (Medifé y Hospital Italiano) y fundaciones (Fundación Médica Mar del Plata).
La mayor proporción de asociados se concentran en las sociedades comerciales (39,3%), los planes superadores de obras sociales (36,2%) y las mutuales (11,6%). Swiss Medical, Galeno, OSDE y Sancor Salud son las principales empresas de cada categoría en cuanto a cantidad de afiliados, de acuerdo a los datos de la Superintendencia de Servicios de Salud.
Nuevas reglas
Respecto a los incrementos que se pueden dar después de enero, el referente de sanatorios y clínicas sostuvo: “Calculamos que el atraso es imposible solventarlo en 2024, es inconmensurable. La distorsión de precios relativos es inmensa. La idea de las empresas de medicina es tratar de recuperar durante el año un 80% de pérdida. Pero eso no se va a poder recuperar fácilmente si la inflación sigue siendo alta. Lo que no podemos hacer después de aplicar un 40% en enero, es aplicar un 30% en febrero. La idea es ir recuperando paulatinamente. Si la inflación se aplaca vamos a recuperar más rápido las pérdidas”.
Por último, y consultado sobre la posibilidad de una fuga masiva de pacientes y el consecuente desfinanciamiento del sistema, Almeyra deslizó: “Eso puede suceder, pero la gente elige la salud privada y hay que tener en cuenta que la salud pública tampoco puede absorber a toda la población”.
La medicina prepaga aguarda la reacción de trabajadores que ahora tendrán la posibilidad de elegir a dónde dirigir sus aportes, sin necesidad de hacerlo obligatoriamente a la obra social de su sindicato. En este sentido esperan que buena parte de los contribuyentes elijan la salud privada y aporten al financiamiento de las entidades.