Según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), la vulnerabilidad al calor de los europeos disminuyó progresivamente. De hecho, si el hombre no se adapta, la mortalidad será aún mayor en los años venideros.

La región del sur, la más afectada

Para obtener estos datos los investigadores utilizaron registros de temperatura y mortalidad de 823 regiones de 35 países europeos durante el 2015 y el 2019 para ajustar modelos epidemiológicos y estimar la mortalidad relacionada con el calor en cada región europea en el pasado año.

Los resultados del estudio señalan dos episodios de altas temperaturas a mediados de julio y finales de agosto como los responsables de más del 57 % de la mortalidad global estimada, más de 27.000 muertes.

Los países con mayores tasas de mortalidad relacionada con el calor se encuentran en el sur de Europa:

  • Grecia (393 muertes por millón)
  • Bulgaria (229 muertes por millón)
  • Italia (209 muertes por millón)
  • España (175 muertes por millón)
  • Chipre (167 muertes por millón)
  • Portugal (136 muertes por millón).

Los resultados del estudio, además, muestran una mayor vulnerabilidad de las mujeres y las personas mayores. La tasa de mortalidad relacionada con el calor fue un 55 % más alta en mujeres que en hombres, y un 768 % más alta en personas mayores de 80 años que en personas de entre 65 y 79 años.

Para comprobar si la vulnerabilidad al calor disminuyó en Europa, el equipo científico ajustó el mismo modelo epidemiológico a las temperaturas de 2000-2004, 2005-2009, 2010-2014 y 2015-2019.

De esta forma, llegaron a la conclusión de que, si las temperaturas registradas en 2023 se hubieran producido entre el año 2000 y 2004, la mortalidad por calor habría superado las 85.000 víctimas (lo que equivale a una vulnerabilidad al calor un 80 % superior al período 2015-2019.

«Nuestros resultados muestran cómo ha habido procesos de adaptación de la sociedad a las altas temperaturas durante el presente siglo, que han reducido drásticamente la vulnerabilidad al calor y la carga de mortalidad de los últimos veranos, especialmente entre las personas mayores», sostiene la primera autora del estudio, Elisa Gallo.

Sin embargo, todavía es necesario que se continúe haciendo un seguimiento sobre el impacto que el cambio climático tiene sobre la población, sobre todo en aquellas zonas que son más vulnerables.

Fuente: Planeta 26

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