Lejos de su habitual sotana blanca, el Papa Francisco eligió un atuendo más informal para su visita a la basílica: camiseta blanca, pantalón oscuro y poncho. Acompañado por su asistente sanitario, Massimiliano Strappetti, ingresó por la Puerta de la Oración, la más próxima a la Casa Santa Marta, donde permanece en recuperación.
El pontífice, quien aún utiliza cánulas nasales de oxígeno, se desplazó en silla de ruedas y causó sorpresa entre los presentes. Su presencia no solo impactó por lo inusual de su vestimenta, sino también por el gesto espontáneo y cercano hacia los fieles.
Durante su recorrido, el Papa bendijo a niños y peregrinos que habían llegado a Roma en el marco del Jubileo. También conversó con los restauradores que trabajan en la zona de la Cátedra, interesándose por sus labores y por la dinámica actual en la basílica, que se encuentra particularmente activa por las celebraciones jubilares.
La visita incluyó una pausa ante la tumba de San Pío X, uno de los pontífices más admirados por Francisco, donde oró en silencio. Vatican News confirmó que ya había hecho lo mismo el domingo anterior.
Esta no es la primera vez en los últimos días que el Papa Francisco aparece fuera de sus compromisos oficiales. El pasado domingo, se mostró al final de la misa del Jubileo de los enfermos y, días después, recibió a los reyes Carlos III y Camila en su residencia. Ambas acciones, sin anuncio previo, emocionaron a quienes estuvieron presentes.