El gobernador Claudio Poggi dijo que el filicidio ocurrido esta semana en Juana Koslay fue “una tragedia” y anunció que “se empiezan a hacer” controles psicológicos a los aspirantes a ingresar a la Policía de la provincia.

En declaraciones a la prensa, el mandatario provincial aseguró que “no se hacían” exámenes ni siquiera para comenzar la carrera en la fuerza de seguridad. “Los controles psicológicos para el ingreso a la Policía se empiezan a hacer, está dentro del plan de Seguridad”, afirmó.

“Tenemos que tener una fuerza de seguridad que esté bien”, señaló el mandatario y aseveró que habrá controles psicofísicos “periódicos” a los agentes del orden. “Hay ascensos periódicamente y cada tanto hay que hacerlo”, planteó.

La salud mental de los policías de San Luis quedó en el centro de la escena por el crimen de dos menores, de 2 y 7 años a manos de su madre, la subinspectora Marina Silva.

La mujer, que prestaba servicio en la Comisaría 34° de Juana Koslay, disparó contra sus hijos que dormían en una cama en su dormitorio, avisó del hecho a su familia y a la policía, y luego dejó una carta suicida.

Efectivos de la misma dependencia en la que trabajaba lograron encontrarla horas más tarde en el perilago del dique Cruz de Piedra. Todavía tenía su arma reglamentaria, con la que, se especula, pensaba quitarse la vida.

En un primer momento, los uniformados la trasladaron a la Comisaría de Atención de la Niñez, Adolescencia y Familia (CANAF), para contenerla. Luego, la Fiscalía de Instrucción N°4 dispuso su detención.

Este miércoles, se realizó la audiencia de formulación de cargos. La imputaron de “homicidio doblemente calificado por el vínculo y por alevosía agravado por el uso de arma de fuego”. Y la jueza de Garantía N°4, Natalia Lazarte Otero, le dictó prisión preventiva a Silva por 120 días, mientras sigue la investigación.

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