“No haremos nada por ahora”, afirmó un funcionario de la Casa Rosada tras la denuncia contra la titular del Banco Nación por haber contratado a familiares y a una numeróloga sin la aprobación del directorio de esa entidad bancaria.
La denuncia penal contra la directora del Banco Nación, Silvina Batakis, por la aparente designación irregular en esa entidad bancaria de algunos familiares y de una numeróloga provocó un natural malestar en la Casa Rosada. Pero por el momento nadie quiere apresurarse y eligen la cautela cuando deben hablar sobre el tema. “No haremos nada por ahora”, confesó un allegado al presidente Alberto Fernández.
A tan pocos días de las elecciones generales y del primer debate de los candidatos a la Presidencia prefieren atenuar el impacto político. Tanto en el Gobierno como en el entorno del ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, eligen el silencio ante la incómoda situación. Una remoción, temen, agitaría las aguas. “Que avance la justicia, que ella explique. No pareciera ser nada vinculado a ella, ya veremos”, aseguró la misma fuente ante la consulta de Infobae. El mismo tono emplearon desde las cercanías del tigrense.
Quienes conocen los pasillos de la Rosada sostienen que en estos casos lo mejor es dejar que el tiempo transcurra. La cercanía con el 22 de octubre es un factor que nadie soslaya. Un funcionario ejemplificó: “¿Cómo hacés para pedirle la renuncia y colocar a alguien en su reemplazo por dos meses”. Igualmente admiten que con la imputación de Batakis que impulsó el fiscal federal Guillermo Marijuan el caso empezó a transformarse en un dolor de cabeza para el oficialismo. Más aún cuando este miércoles envió a dos oficiales de Justicia al banco para buscar documentación sobre las contrataciones.
Sugestivamente, Batakis no se expresó aún sobre las acusaciones que primero surgieron desde el programa de Canal 13, Periodismo Para Todos, y que luego se ampliaron con la presentación judicial de la diputada Graciela Ocaña, de Confianza Pública, uno de los sectores que forma parte del interbloque de Juntos por el Cambio en la Cámara baja. A quien fuera fugazmente ministra de Economía tras la renuncia de Martín Guzmán se la acusa de incumplimiento de los deberes de funcionario público, defraudación contra la administración pública por administración fraudulenta y peculado.
La presidenta del Banco Nación cuando juró como ministra de Economía
Dentro del Nación, se vive un clima “espeso, intenso”, de acuerdo a lo que contó un habitué de las oficinas centrales, ubicadas frente a la Plaza de Mayo, apenas a unos metros de Balcarce 50. Muchos apuntan a que la filtración que produjo la denuncia sobre la contratación de la numeróloga Verónica Laura “Pitty” Assad por servicios de “coaching” con un contrato de $ 1.800.000 durante seis meses y sobre la designación del ex marido de Batakis, Héctor Javier Silva, como gerente de Sistemas, sin haber pasado por la aprobación del Directorio de la entidad, se debe a “una interna política”.
El objetivo, según sospechan, sería desgastar a María del Carmen Barros, la gerenta general, quien fuera ascendida por Batakis cuando sucedió en el cargo a Eduardo Hecker a fines de julio de 2022. Barros es la que contrató a Assad. También algunas decisiones que adoptó la actual directora desde que llegó a su nuevo cargo despertaron recelos y algunos enojos. Se le cuestiona que haya tejido un vínculo estrecho con Sergio Palazzo, el secretario general de La Bancaria, el gremio que tiene un fuerte peso político en todo lo que pasa en el Nación. Con su arribo, una suerte de premio consuelo que le dio el presidente Alberto Fernández cuando decidió reemplazarla en Hacienda por Sergio Massa, además, logró designar en el directorio a tres de sus colaboradores en la cartera económica, José Ballesteros, Martín Pollera y Martín Di Bella, como un modo de tener mayor respaldo en las decisiones.
Sergio Massa junto a la funcionaria durante la transición del ministerio de Economía
Con el aval de Palazzo y con más “tropa propia” en el directorio -que se reúne una vez por semana y en el que sus integrantes discuten desde medidas financieras hasta las contrataciones o las actividades que esponsoriza la entidad- Batakis acumuló poder. Por eso “quieren perjudicarla”, admiten cerca suyo.
Aunque sabe que el tema puede rozarlo, del lado de Massa tampoco marcan posición. No actuará como con la disposición del Banco Central que intentaba un control sobre las operaciones de las billeteras virtuales. El candidato oficialista intervino ayer para pedir la derogación de la medida.
Desde que Carlos Caserio, senador por Córdoba, se transformó en abril de 2022 en vicepresidente del Banco Nación, Massa perdió allí a un cuadro que le pertenece como Matías Tombolini, quien entonces se había alejado para asumir como titular de ARSAT. El ahora titular de Economía no volvió a tener poder de decisión, aunque fuese recortado, en la entidad bancaria. ¿Por eso no quiere meterse?