El juez de Garantía N° 1, Juan Manuel Montiveros Chada, ordenó la prisión preventiva para un hombre de 34 años, imputado por lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género (dos hechos), amenazas, privación ilegítima de la libertad agravada por el vínculo y daños, en perjuicio de su expareja. Todo esto en concurso real con el delito de incumplimiento de una orden judicial.

En la audiencia de formulación de cargos realizada este miércoles, tras los ocho días de prórroga solicitados por la defensa, el magistrado admitió la imputación planteada por la Fiscalía Especializada N° 1 de la ciudad de San Luis.

La fiscal Antonella Romagnoli pidió que la prisión preventiva fuera de 90 días, pero Montiveros Chada la fijó en dos meses, mientras avanza la investigación. La funcionaria judicial consideró que existen riesgos de entorpecimiento de la investigación y de fuga, además de la necesidad de proteger a la víctima.

Relato de los hechos

Romagnoli recordó que el 3 de octubre de 2024, la víctima sufrió golpes y una mordedura por parte de su pareja tras recibir un mensaje del padrino de su hijo. El episodio ocurrió en su domicilio del barrio 500 Viviendas Norte, donde convivía con el agresor desde hacía dos meses.

Por ese hecho, la jueza de Familia N° 1, Natalia Giunta, dictó una orden de restricción por seis meses.

El 1 de febrero de 2025, a las 23:30, el imputado le envió un mensaje a la víctima para que se acercara a su domicilio a retirar prendas de vestir.

“Por lo que la denunciante, como estaba saliendo de su lugar de trabajo, se acercó a dicho domicilio, ubicado en el barrio San Martín, llegando a las 00:20 aproximadamente. Una vez en el lugar, ambos comenzaron a charlar, pero ella advirtió que el imputado estaba escribiéndole mensajes a una mujer que lo invitaba a consumir estupefacientes. Por eso, intentó retirarse, pero él no se lo permitió: le arrebató el celular, lo tiró al patio interno de la vivienda y comenzó a insultarla”, describió la fiscal.

Y agregó: “Mientras le vociferaba amenazas, el imputado comenzó a golpearla. Le dio un cabezazo en la boca, luego en la nariz, lo que le provocó sangrado, y después un golpe de puño en el pómulo derecho, que se inflamó hasta impedirle la visión. Luego, el agresor bloqueó la salida de la vivienda principal con dos pilas de ladrillos y un tablón, impidiendo que la víctima pudiera salir.”

Cerca de las 7:00 de la mañana, la víctima alegó dolor de cabeza y se recostó. El acusado se acostó a su lado y la abrazó.

“Esperó a que el imputado se durmiera para pedir ayuda a su madre y hermano. Tomó su teléfono, que había dejado bajo la almohada, y les envió mensajes para que fueran a buscarla, pidiéndoles que mintieran sobre el motivo. Luego, borró los mensajes para que el imputado no la descubriera.

Cerca del mediodía, su padre, madre y hermano llegaron a la vivienda y lograron sacarla. Antes de que tocaran la puerta, el agresor se dio cuenta, la tomó de los pelos y la tiró al suelo. Luego, le arrebató el celular y lo destruyó contra el piso”, relató la fiscal.

En ese momento, la Policía llegó al domicilio, alertada por un llamado al 911 de una transeúnte que escuchó los gritos de la víctima.

La versión del imputado

Tras la exposición de la fiscal, el acusado pidió declarar ante el juez y sostuvo que mantiene una relación “enfermiza” con su pareja, pero negó los hechos.

“Ella me buscó todo el tiempo a pesar de la restricción. Tuve un accidente y me lastimé una pierna, y cada vez que iba a fisioterapia, estaba esperándome afuera. No fueron así los hechos. Ella habló cosas tremendas de mí y me partió el corazón. Esa noche, ella quería salir a tomar a las tres de la mañana porque no podía dormir, y le dije que no, entonces se enojó. A mí me pegó su familia cuando llegaron a mi casa”, declaró.

Su abogado defensor, Emiliano Agúndez, adelantó que solicitará que se morigere la prisión preventiva con arresto domiciliario, debido a problemas de salud de su defendido.