El gobernador electo pide garantías ante el silencio del gobernador, cuyo candidato, Jorge “Gato” Fernández, fue derrotado en las elecciones del domingo pasado.
SAN LUIS.- El contundente triunfo del candidato opositor Claudio Poggi en las elecciones del domingo, en las que se convirtió en flamante gobernador de la provincia, disparó una multitud de interrogantes de cara al futuro. La primera: cuál será la actitud del gobernador Alberto Rodríguez Saá luego de una derrota que lo dejará, dentro de seis meses y por primera vez en 40 años, fuera del poder provincial.
Refugiado en su casona, custodiado detrás de un enrejado verde y a metros de la plaza Pringles, el gobernador no dio ninguna señal luego de su derrota electoral. Cerca de Poggi, que también cerró sus teléfonos durante todo el lunes, hablaron de una cena reservada del gobernador con sus ministros y de la que no trascendieron detalles. Algún memorioso de la política puntana recordó la “limpieza general” de gabinete, ordenada por el gobernador luego del traspié en las PASO de agosto de 2017.
La principal incógnita de Poggi, a poco de ganar la elección y festejar junto a la cúpula “moderada” de Juntos por el Cambio encabezada por el jefe de gobierno porteño Horacio Rodriguez Larreta, es que Rodríguez Saá cumpla con la ley de transición vigente en la provincia, que marca plazos concretos para la cooperación entre gobierno entrante y saliente. El temor de la todavía oposición es, sobre todo, que Rodríguez Saá deje “la caja vacía” y anticipe gastos que deberá afrontar la próxima gestión.
“Van a intentar complicar, pero no los vamos a dejar”, advirtió Poggi, contador de profesión, exgobernador entre 2011 y 2015 y conocedor de los vericuetos del poder puntano en las últimas tres décadas.
Como advertencia concreta, diputados de la hasta ahora oposición presentaron un pedido de informes por la asesoría en la construcción de dos canchas de hockey por un valor de US$354.000, según pública el sitio web el chorrillero.com, ordenada por el gobierno provincial a través de su Ente de Deportes.
“Tenemos que transitar un camino muy fino. Auditar sí, pero no cogobernar porque nos desperfilamos”, expresaron desde el entorno de Poggi, aún sin comunicación directa con el actual gobierno puntano.
La justicia puntana, con miembros designados por su cercanía a Rodríguez Saá, los medios oficialistas (enfáticos en la difusión de las bondades de la gestión y con poco espacio para la oposición) y la legislatura puntana (en el Senado el actual oficialismo tendrá mayoría, seis contra tres) son otros tres focos de tensión.
De todos modos, en el futuro oficialismo son optimistas y creen que la coyuntura se podrá revertir en los nuevos tiempos que se vienen. “Los jueces y los medios se dan vuelta en cinco minutos. Y en el Congreso se van a buscar acuerdos”, confían desde el esquema de Poggi. De todos modos, el ex diputado opositor y hoy dirigente de Pro, Juan José Laborda Ibarra, afirmó a LA NACION que una de las prioridades del nuevo gobierno debería ser “una nueva ley de publicidad oficial, que transparente la pauta. Hoy no sabemos cuanto ni con qué criterios se destinan los fondos a los medios”, destacó el ex legislador, parte del armado variopinto que acompañó a Poggi en la campaña que le permitirá regresar al poder.
Debates pendientes
En el conglomerado opositor aparecen, nítidas, discusiones no menos importantes. La primera tiene que ver con el rol de Adolfo Rodríguez Saá, quien ayudó a Poggi a regresar al poder, como parte de una pelea política y personal con su hermano gobernador. “¿Yo jefe de gabinete? Yo soy El Adolfo. Estaré sin me invitan a participar”, dijo el cinco veces gobernador antes de votar el domingo, en una escuela de Potrero de los Funes.
En el esquema de Poggi dan por hecho que el hoy senador será tentado por Cristina Kirchner como candidato a senador nacional, una candidatura que deberá oficializarse antes del próximo sábado 24. “No me interesa ningún cargo”, dejó claro Rodríguez Saá en las horas previas a la elección, Mientras tanto, se viene una pelea por las candidaturas del espacio de Poggi: mientras el larretismo impulsa la continuidad de la actual senadora de Pro, Gabriela González Riollo, Patricia Bullrich analiza opciones entre Laborda Ibarra, que conversó con Federico Pinedo en las últimas horas, y algún otro candidato para terciar en la interna. “Vamos a hacer un paréntesis nacional, y después de las Paso volveremos a hablar de San Luis”, anticipó Poggi, en una muestra de su interés por ordenar seis meses que pueden parecer eternos, hasta asumir el poder el próximo 10 de diciembre.